Al lado del museo, encontrarás un encantador restaurante que complementa perfectamente la visita. Su carta, rica en productos locales, ofrece platos elaborados con ingredientes frescos y de proximidad. Las especialidades de la casa incluyen arroces de la zona, pescados y mariscos recién pescados, y una selección de vinos locales que maridan perfectamente con los sabores auténticos de la cocina del Delta.
Para los amantes de la naturaleza y la aventura, el Museo de la Casa de Fusta es también un punto de partida ideal para explorar los alrededores. A pocos metros del museo, encontrarás un carril bici que rodea casi completamente la laguna de la Encanyissada. Alquilar una bicicleta es una manera magnífica de disfrutar del paisaje, respirar aire fresco y descubrir la fauna y flora autóctonas.
Uno de los mayores atractivos de la zona es su rica biodiversidad. La laguna de la Encanyissada es un paraíso para los amantes de la ornitología. Desde el mirador, situado justo frente al museo, se pueden observar una gran variedad de aves: flamencos, garzas, patos y muchas otras especies que hacen de este lugar su hábitat. No olvides llevar prismáticos y una cámara para inmortalizar estos momentos únicos.
Además, los visitantes pueden descubrir una auténtica barraca típica del Delta del Ebro, que funciona como agrotienda. En esta barraca, podrás adquirir productos típicos del territorio, como miel, arroz, conservas y otras delicias locales que te permitirán llevarte un auténtico sabor del Delta a casa.
En resumen, el Museo de la Casa de Fusta no es solo un lugar para aprender sobre el pasado del Delta del Ebro, sino también un espacio para disfrutar de su belleza natural, su gastronomía y las actividades al aire libre.
Ven a descubrir todo lo que este rincón especial tiene para ofrecerte y haz de tu visita una experiencia inolvidable.